“El enemigo del español no es el inglés, sino la pobreza”. Esta
afirmación,
acuñada por Antonio Muñoz Molina en su discurso inaugural del “IV
Congreso
Internacional de la Lengua Española”, se ha convertido en todo un
símbolo del
fuerte vínculo existente entre lengua y economía.
Desde una perspectiva económica, la lengua es un componente esencial
del
capital humano y social de una comunidad. De hecho, se estima que un
15%
del producto interior bruto (PIB) de un Estado está vinculado a la
lengua. Por
eso, desde una perspectiva económica, el peso y potencial de un idioma
está
íntimamente relacionado con los índices macroeconómicos de los países
en los
que es lengua oficial.
En el caso del español, no se puede dejar de lado el PIB
correspondiente a la
comunidad hispana de los Estados Unidos, que, en 2006, era de 798.000
millones de dólares, según las cifras del Selig Center for
Economic Growth. Este
dato es conservador si tenemos en cuenta que atribuye a la comunidad
hispana
de Estados Unidos tan solo un 5,9% del PIB norteamericano. En una
estimación
alternativa realizada por Juan Carlos Jiménez, que incluye factores
como los 10
millones de hispanos que había en ese momento no regularizados, esta
cifra
superaría el billón de dólares (1.031.000 millones de dólares), lo que
supondría
el 7,7% del PIB de los Estados Unidos.
Tomando esta última cifra como referencia, el «PIB del español» se
situaría en
los 4,5 billones (millones de millones) de dólares en el mundo. Dos
tercios de
ese PIB vinculado al español se generan entre dos grandes áreas. Por
un lado
Norteamérica (México, Estados Unidos y Canadá) y por otro la Unión
Europea.
Entre estas dos regiones suman el 78% del poder de compra de los
hablantes de
español en el mundo, mientras que los más de 200 millones de
hispanohablantes de Hispanoamérica alcanzan el 22% del total. Si se
tiene en
cuenta que, en 2006, el PIB mundial fue de 48,5 billones, se puede
concluir que
la contribución del conjunto de
hispanohablantes al PIB mundial es del 9,2%.
EL ESPAÑOL: UNA LENGUA VIVA. Informe 2012 - Instituto Cervantes.
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